Proposición: la mano es un objeto, del mismo modo en el que la fotocopia es un objeto. Si este acuerdo es consistente, es posible proponer que el texto—pues no hay más que texto en el papel—es bien una relación o bien una extensión.
Una relación: en cuanto describe la transición entre un objeto y el otro, es decir, describe una relación causal (la mano) y un efecto (la copia). Aquí, el orden de las palabras es fundamental. La acción de tomar, leer, agarrar, soltar—la acción en bruto—especifica la situación. Propone la lectura como una oposición o una subordinación: del texto a la acción, de la acción a la mano, de la mano a la copia (y todas las posibles variaciones e inversiones). En todas las relaciones, la mano es la unidad central, la medida común, el principio invariable. Este es el terreno de la técnica, del virtuosismo, de la agresión, de la creación, de la autenticidad, de la originalidad, de la dominación, del heroísmo ejemplar, de la actividad y de la maestría; la maestría como la subordinación de todas las funciones al acto por el acto. Sobre este juego causal no hay mucho más que agregar. Basta con recordar que la etimología de la palabra emancipación literalmente significa la separación de la mano; de la hegemonía del acto originario. La lectura es una hegemonía, del lector como origen de todas las cosas.
Una extensión: La mano suplanta, es un sustituto de algo más, un embajador de la copia, un mediador. La relación entre la causa y el efecto se complica. El régimen de actividad en el que ocurre el orden causal se dispersa. La extensión es la suplantación del efecto. La lectura no es glorificada o deificada, ocupa un régimen de acción paralelo: la muerte del autor y el nacimiento del lector son metáforas elevadas a la maestría del texto sobre la experiencia; subordinadas al orden maternal o al orden mortal. La proposición ‘la mano es un objeto, del mismo modo en el que la fotocopia es un objeto’ implica que la lectura se desarrolla en conjunto, extensivamente, en una mediación. La lectura es un material más. Importa la mano e importa la copia. Importa la copia e importa la mano. El objeto en sí es la extensión de algo más, de un grupo subrogado de copias y de modificaciones, de operaciones, variaciones, de indistinción entre las causas y los efectos. Materialmente, ocupa el mismo espacio que otras series de objetos—materialmente significa aquí que las ideas no se oponen a la materia, que ocupan un mismo plano de consistencia. Las ideas son al tiempo materia y materiales. El lector no es un maestro, no es el amo de la acción. Es un actor, no más que un funcionario o un operario. Es posible mediar y desplazar un poco la actividad de la palabra objeto.
objeto = objetivo
Un hecho material, una concreción—no una actividad que está subordinada a otra. La mano, ese repositorio de gestos y acciones infinitas e irreducibles, induce a una miopía de la especificidad—miopía por percibir en exceso—a un amo de todas las artes. Si la mano es un objeto, es una función de la actividad, un subrogado de esa actividad, las habilidades, técnicas o cualidades no tienen sentido. La mano ha sido descalificada por la fotocopia, la fotocopia descalificada por la mano. El texto se ha transformado, sólo ocurre junto a—. Ocurre al tiempo como objeto y objetivo.